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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Clamor contra el Gran Canal de Nicaragua en Rivas

Habitantes de la comunidad de Tolesmayda y Santo Domingo Piche, protestaron por segundo día consecutivo, ante un posible futuro desalojo de sus propiedades por los subproyectos del Gran Canal.

Los habitantes de Santo Domingo Piche, de Potosí y de Tolesmayda, en Buenos Aires, siguieron protestando por el censo chino y la posibilidad de que uno de los subproyectos se ejecute en esas comunidades, manifestando que no están dispuestos a abandonar sus propiedades. Ayer en la Policía fue citado el presidente de la Fundación de Municipios de Rivas, Octavio Ortega, a quien le dijeron que conocían que andaba instigando a la violencia.


Ortega ha participado en diferentes encuentros con los pobladores que se sienten inquietos por el censo chino y comentó que ayer fue recibido por la segunda jefa de la Policía de Rivas, comisionada Martha Valdivia, quien le habría dicho que tenían información de que él andaba instigando a la violencia y que conocían de todos sus movimientos. Le recomendaron que tuviera más cuidado por la seguridad de los asiáticos.

Una nueva citatoria policial para hoy le fue dada a Ortega.

Ortega argumentó que la Policía debe de velar no solo por la seguridad de los asiáticos, sino que debe preocuparse por la seguridad de los nicaragüenses. “Los nicaragüenses están sintiendo violentados sus derechos cuando entran a sus casas a medirles sus habitaciones y sin pedirles permiso, y temen quedar sin sus hogares, ellos también necesitan seguridad”, manifestó.

Segundo día de protestas

El ingenio de la protesta pacífica salió a relucir con un cartel escrito supuestamente en chino, que reza “¡Fuera chinos!” Los pobladores dicen que pintarán las paredes de sus propiedades con esta frase. 
Las protestas de pobladores han sido recurrentes. Los habitantes de la comunidad de Tolesmayda y Santo Domingo Piche, continuaron protestando por segundo día consecutivo y se congregaron frente al centro de salud de Tolesmayda a las 4:00 p.m. de ayer para alzar sus voces. Gritaron “fuera chinos”.

Entre las protestas cívicas que estos pobladores seguirán haciendo, están pintar las paredes de sus hogares con letreros que digan fuera chinos y dijeron que si las autoridades municipales no quieren darles la cara, después que ellos los eligieron, buscarán el mecanismo para que sus gobiernos locales los escuchen.

Tanto en la protesta del lunes en Santo Domingo Piche, como ayer martes en Tolesmayda, los pobladores manifestaron ser simpatizantes del Frente Sandinista, pero aseguraron que se sienten traicionados por su gobierno “porque sentimos que están dando preferencia a los chinos y haciendo a un lado a los nicaragüenses, gritaban los pobladores.


Sacaron a los chinos

 
“De aquí no nos vamos a ir nunca hasta que nos muramos, aquí nací y lo que tengo no me lo ha regalado el Gobierno, ni lo he piñateado me cuesta con el sudor de mi frente y de mi sangre”, manifestó eufórica doña Paula Enríquez, de 62 años.

De acuerdo con Enríquez, el partido sandinista les ha dicho que les llevaron frijoles solidarios “y qué remediamos tener frijoles, si no vamos a tener en qué vivir, y los frijoles los compramos no fue que nos regalaron y ellos creen que nos chupamos el dedo”.

Doña Casta Leonor Tijerino Quiroz, de 64 años, habitante de la comunidad Tolesmayda, dijo que en esa comunidad costera del municipio de Buenos Aires la gran mayoría es sandinista, pero están inconformes porque el Gobierno está entregando sus propiedades a los chinos “y nos quiere sacar a nosotros, pero como buenos sandinistas que somos, sabremos luchar y no permitiremos que nos dejen en la calle”.

La señora Tijerino Quiroz dijo que por la zona donde ella habita (El Elequeme de Tolesmayda) sacaron a los chinos el viernes, “nosotros no los dejamos entrar a medir nuestras propiedades y cuando me preguntaron por mi nombre les dije que ni me acordaba como me llamaba y que se fueran de mi casa”.

Los manifestantes dijeron que harían llegar sus protestas hasta los Derechos Humanos, porque se les están violentando sus derechos familiares y su derecho a tener su vivienda digna.

Elvira María Cantillano y Carlos Suárez, de Tolesmayda, dijeron que la gente de esa comunidad no está de acuerdo con salir de sus hogares, aunque les paguen mucho dinero, y aseguraron que a medida que vean que los quieren afectar, las protestas de la comunidad van a ir aumentando.

Las preocupaciones que genera el Gran Canal

La tierra, el Lago de Nicaragua, la biodiversidad, los pueblos indígenas, las oportunidades laborales y la transmisión de enfermedades fueron los temas más frecuentes planteados por los asistentes de las “consultas públicas” efectuadas en San Miguelito, Nueva Guinea, Bluefields, Polo de Desarrollo, Rivas, Isla de Ometepe y Managua por Environmental Resources Management (ERM), la empresa que realiza el estudio de impacto ambiental sobre el canal interoceánico.

En el documento de 36 páginas publicado en el sitio web de HKND (firma que desarrollará el proyecto) se señala que respecto a la tierra el mayor interés fue por “la afectación a las propiedades, los procesos previstos para la compra-venta, los aspectos de titulación y legalidad de las propiedades y los procesos de expropiación”.

Los asistentes a las “consultas” mostraron “gran preocupación ante la posibilidad de intrusión salina (en el Lago de Nicaragua) y cómo esto afectaría a los recursos hídricos de los que se abastecen para el consumo de agua potable, el riego de cultivos y la ganadería” y en el tema de la biodiversidad se interesaron por los “impactos en la flora y fauna silvestres, incluyendo algunos específicos tales como las tortugas en la costa y tiburones toro del Caribe en el lago y se plantearon preguntas sobre si los pescadores todavía serán capaces de pescar en el Lago y otras zonas a lo largo del canal, y qué impactos podría tener el proyecto en la diversidad de las especies”.

El impacto social del Gran Canal


Los pobladores también expresan inquietud por los pueblos indígenas y los “impactos potenciales sobre las tierras, medios y formas de vida tradicionales de los pueblos Rama Kriol y la propiedad y el control de las tierras comunales tradicionales en la RAAS”.

Otros temas clave de estas cuestionadas “consultas” fueron las oportunidades laborales que se generarían con el proyecto y a los niveles de calificaciones necesarios para acceder al mismo y el hecho de que “la presencia y el influjo de un contingente de trabajadores facilitase la transmisión de enfermedades infecciosas en las comunidades locales”.

El total de participantes de las presentaciones fue de 3,819, pero se esperaban aproximadamente cinco mil.


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