Mujeres se destacan en la creación de bancos de semilla

Las cooperativas han logrado instalar plantas para conocer el flujo del proceso de manejo y acondicionamiento de semilla.

En la comunidad de El Pital, Matagalpa, Calixta Martínez es una de las casi 2,346 mujeres que en el país ahora producen granos básicos con mayor calidad y tecnificación. Ella tiene 14 años de labrar la tierra y ahora no solo produce para su hogar, sino que está contribuyendo en la formación de más de 167 bancos comunitarios de semillas criollas y acriolladas.

AYUDA

10.5 millones de euros es el aporte de la Unión Europea para un programa de producción de semilla criolla y acriollada, ejecutado en varias zonas del país.

Los bancos están siendo creados en el marco del Proyecto de Apoyo a la Producción de Semillas de Granos Básicos para la Seguridad Alimentaria en Nicaragua (Papssan), ejecutado por el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria con financiamiento de la Unión Europea. Son 5,722 los beneficiados, pero la novedad es que las mujeres son protagonistas clave del programa con el 41 por ciento de los participantes.

“El proyecto ha venido a complementar lo que ya sabíamos sobre cómo producir la tierra. Antes las mujeres no éramos reconocidas, no tomábamos decisiones, ahora con el programa hemos tomado el liderazgo”, afirma.

Martínez coordina la Red Departamental de Semillas de Matagalpa y también es integrante de la cooperativa El Arca de Noé.

En su cooperativa se dedican a la siembra y producción de semillas de granos básicos (arroz, frijol, maíz y sorgo). La experiencia de estos productores fue Michal Nekvasil, coordinador de cooperación bilateral de la Unión Europea, quien dijo que lo más importante de este programa “es el conocimiento, la investigación que están realizando con las semillas criollas y la resistencia de estas ante variaciones del clima”.

La visita incluyó la parcela de ensayo para la siembra de semilla de frijol en la comunidad El Dulce Nombre, en Ciudad Darío, entre otros.

Martínez, por su parte, destaca la organización de los productores, la implementación del proceso de fitomejoramiento participativo, bodegas para el banco comunitario de semillas criollas, un patio de secado de granos básicos y dotación de equipos como silos, medidores de humedad, máquina para coser sacos, entre otros.