Tras una visita a Washington la semana pasada, encabezada por empresarios del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), la delegación regresó al país convencida de que no hay posibilidades de que antes que finalice el año en la agenda de los congresistas se incorporen temas comerciales, incluido el pedido de Nicaragua.
Lo anterior es porque hay otros temas que están copando la agenda pública estadounidense, como la lucha contra el ébola, el Estado Islámico y la transición de la nueva estructura legislativa tras las elecciones pasadas, la que ahora es dominada por el Partido Republicano.
El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, dijo que no van a generar expectativas falsas sobre la renovación de este beneficio. “Nos encontramos en Washington una situación de transición, ya los demócratas están abandonando sus oficinas y entregándoselas a los republicanos, ya hay una agenda muy limitada de prácticamente diez días. Nicaragua no es una prioridad en el Congreso”, afirmó el dirigente empresarial.
De ahí admitió: “No creemos que haya posibilidades de extensión de TPL de aquí al 31 de diciembre (…). No queremos crear falsas expectativas”.
De ser así, según el director ejecutivo de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y de Confección (Anitec), Dean García, indicó que los despidos en las textileras “se sentirían básicamente en enero, porque en forma práctica a partir de enero ya no hay TPL”.
García expresa que entre los empleados “hay un ambiente de preocupación”, el que trasciende a las empresas que serán afectadas.
En un reciente estudio, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social estimó en siete mil empleos los que se perderán en 2015 sin la renovación de los TPL, que permiten a las empresas exportar piezas textiles usando materias primas de terceros mercados. Además los ingresos por venta de estos productos se reducirían hasta en un nueve por ciento.
García no cree que los esfuerzos para renovar este beneficio se hayan hecho de forma tardía y muestra de ello es que comenzaron el cabildeo en Estados Unidos desde el 2010, sin que hasta ahora, sin embargo, se haya conseguido una respuesta positiva al pedido de Nicaragua. Lo que sí admite García es que en el Congreso de Estados Unidos, Nicaragua tiene “algo de influencia”, pero posiblemente no la suficiente, “como quisiéramos”.
“Donde tenemos mayor influencia es en el sector privado (estadounidense) y ciertos expertos o figuras políticas que ejercen incidencia en el Gobierno y eso es lo que nos está ayudando para que todavía el tema de los TPL no haya sido botado”, agregó García.
Aunque la situación de Nicaragua en Estados Unidos en relación con el tema de los TPL “está bastante complicada”, García dice que no pierden la esperanza de que se retome el próximo año. En la mira de la delegación nicaragüense está cabildear entre los republicanos y por eso planean antes de terminar el año viajar otra vez a Washington para “explorar” a los nuevos congresistas.
Arce, confiado
El asesor para Asuntos Económicos de la Presidencia, Bayardo Arce, está convencido de que Estados Unidos en algún momento tendrá que aprobar a Nicaragua los TPL, al recordar que en todo caso a ese país “no le conviene” no dar ese beneficio, porque eso implicaría más inmigración.
“A Estados Unidos no le conviene que se cierren empresas en Centroamérica porque la gente emigraría a ese país en busca de trabajo”, comentó Arce.
Asimismo, cree que lo adecuado es buscar soluciones o políticas sabias de comercio y cooperación para que los centroamericanos no tengan que emigrar en busca del sueño americano y en esto cabe el tema de los TPL.
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